Pancho Sobberón en el año 2003, en su oficina de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (© Walter Schwenninger)

In memoriam Pancho Soberón (1948 – 2022)

El 7 de octubre del 2022 falleció en Lima Francisco “Pancho” Soberón a la edad de 73 años. Pancho Soberón  marcó el movimiento de Derechos Humanos en el Perú desde sus inicios. Hasta el final él seguía en su compromiso para con los víctimas de violaciones de Derechos Humanos. Para la lnfostelle Peru, Pancho fue un aliado importante para acciones en conjunto y una persona de referencia clave para leer la coyuntura del Perú.

Estamos agradecidos de haberlo conocido por tantos años. Nuestras condolencias van para su familia y sus compañeras y  compañeros de trabajo.

Para rendirle  homenaje, nos despedimos de Pancho con testimonios de miembros y personas cercanas a la Infostelle Peru que dan fe de sus encuentros personales con Pancho Soberón.

Pancho Soberón, ya marcado por su enfermedad ©archivo CNDDHH

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Conocí a Francisco “Pancho” Soberón en eventos sobre la situación de los derechos humanos en Alemania y Francia, a los que fue invitado como director de APRODEH. Durante mi trabajo como director ejecutivo del Infostelle Perú, a mediados de los 90, le visité una vez en su despacho de Lima. No fue hasta 2019 que llegué a conocerlo mejor y a apreciarlo como amigo. Las consecuencias de la diabetes le habían confinado en su piso. Le visitaba varias veces a la semana y manteníamos muchas conversaciones sobre los derechos humanos, la situación política, las perspectivas sociales y los acontecimientos internacionales. Su salón era una especie de punto de contacto central y centro de comunicación. Allí reunió a amigos de Lima, Perú y todo el mundo, activistas políticos y de la sociedad civil, luchadoras y luchadores por los derechos de la mujer y la autodeterminación. Su puerta siempre estaba abierta y era un anfitrión extremadamente amable y accesible. A pesar de estar casi ciego, utilizaba su smartphone, con 5 cm de distancia delante de un ojo, para intercambiar incesantemente documentos, noticias y conversaciones personales. Sus hijas le leían textos e información importante por WhatsApp.

Pancho se hizo conocido y querido por su incansable compromiso con los derechos humanos, enfrentándose tanto a la violencia represiva del Estado de Fujimori como al terror de Sendero Luminoso, a menudo con riesgo de su propia vida, y fue querido y apreciado por los numerosos familiares de asesinados, desaparecidos y encarcelados.

Pero también fue una persona muy política que se sintió atraída por los Andes, donde se socializó políticamente por primera vez en las luchas campesinas. A lo largo de su vida, se mostró activo por una sociedad más justa, socialista y democrática. Además de sus rasgos de carácter tan positivos, lo que más aprecié fue su apertura al mundo, su actitud cosmopolita y su intrépida defensa de los derechos humanos, incluso y especialmente en países comúnmente considerados de izquierdas o socialistas. El dogmatismo y la “lealtad a la línea” acrítica no eran lo suyo, a diferencia de muchos de sus compañeros. Se comunicó incansablemente hasta enfermarse de Covid. Ahora esta gran persona, siempre optimista, se ha ido. Siempre le echaré de menos a él y a su “salón de la comunicación”.

Andreas Baumgart

 

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Cuando me acerqué al movimiento de derechos humanos en el 2003, Pancho Soberón ya era un referente de defensa de los derechos humanos en el Perú. Durante esos años fue una presencia importante, pero siempre esquiva para mí. Teníamos una causa común, pero no recuerdo haber coordinado estrechamente con él ningún tema.

Tuvimos contacto cercano en el 2015, cuando impulsamos desde el movimiento de derechos humanos una ley de uso de la fuerza policial, que estuviese acorde con principios democráticos. Nos reunimos varias veces en el IDL junto con otros y otras representantes de ONG. Pancho ya tenía problemas de vista y la diabetes le aquejaba. A pesar de eso, asistió a las reuniones, aportó al análisis político sobre el contexto y sobre la ley. Lo recuerdo aportando argumentos inteligentes y motivando que logremos una buena ley. Lo que finalmente conseguimos. Pancho seguía siendo admirable, a pesar de la enfermedad. O más bien, seguir -a pesar de su enfermedad- lo había doblemente admirable.

Cesar Bazán Seminario

 

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Querido Pancho, recuerdo que fuiste la primera persona a la que oí decir esta frase: “La dignidad humana es inviolable”. También has dicho que esta frase es la base de una sociedad justa o de un mundo en paz. En ese momento iniciaba mis estudios de derecho. Ahora, muchos años después, estas palabras tuyas siguen siendo muy importantes. Tus palabras están siempre presentes para mí. ¡Gracias por eso, querido Pancho! Gracias también por tu incansable y valiente labor en defensa de los derechos humanos en los momentos más difíciles de la historia del Perú. Has vivido para ello. ¡Hasta siempre compañero!
Saludos solidarios

Elena Muguruza

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¡Hasta siempre, Pancho!

La noticia de la muerte de Francisco “Pancho” Soberón en Lima no fue inesperada, pero no por ello menos dura. Llevaba mucho tiempo luchando contra una diabetes cada vez más debilitante. Entonces ya no pudo hacer frente a una infección adicional de Covid 19. Vivió hasta los 73 años.

Su muerte es una pérdida insustituible para todos los y las que trabajamos en la defensa de los derechos humanos en Perú y América Latina. Con él se ha ido uno de los grandes firmes, uno que nunca renunció a su objetivo de hacer posible la justicia para todos. Como casi nadie, Pancho combinaba la experiencia y la fiabilidad con la modestia y la calidez. Para mí , él siempre era alguien a quien podía pedir consejo y además estaba deseosa de hacerlo antes de perseguir activamente una causa, ya fueran organizaciones, personas o acontecimientos políticos. Sus valoraciones fueron las que determinaban y guiaban mis pasos.

Pancho Soberón en el “Ojo que llora”, monumento por los víctimas del conflicto armado interno. ©archivo CNDDHH

Las intervenciones de Pancho contra la violencia armada y la impunidad fueron hitos para los derechos humanos en Perú. Hizo campaña hasta que las masacres de civiles humildes en los Andes, que no contaban para la Lima urbana, fueran llevadas a la justicia. Fue cofundador de la Organización Nacional de Derechos Humanos APRODEH, secretario general de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos CNDDHH, vicepresidente de la organización internacional de derechos humanos FIDH y mucho más y sobre todo: fue el más importante luchador por un justo castigo al ex presidente dictatorial Alberto Fujimori (1990-2000) y a su jefe de servicio secreto Vladimiro Montesinos.

Sólo entendí realmente su capacidad de resistencia y aguante emocionales que se requieren para luchar incansablemente contra el abuso inhumano del poder cuando Pancho nos permitió entrar a la galería de espectadores durante una sesión pública del tribunal que enjuzgaba  a un Fujimori todo arrogante. Al comienzo de un descanso en el juicio, Fujimori se volvió hacia los espectadores, saludando, y varios de ellos aplaudieron. La respiración se me atascó en la garganta, estábamos destrozados, Pancho no. “Esta es la gente que se benefició de Fujimori”, dijo. “Esto es lo que tenemos que afrontar”.

Esos momentos devastadores no fueron motivo para que Pancho se echara atrás. Ni siquiera cuando en 2008 el entonces presidente Alan García se dedicó a atacar a APRODEH y a su presidente Francisco Soberón como subversivos y vendepatrias por su labor en materia de derechos humanos en que criticaban también al gobierno. Fui testigo de primera mano cuando apretaron aún más el tornillo para hacerlo callar.  En abril del 2008, a la hora de discutir y adoptar una resolución del Parlamento Europeo sobre la Cumbre UE-América Latina en Lima, el Partido Popular Europeo (PPE), el grupo de partidos demócrata-cristianos y conservadores de dicho Parlamento, presentó una enmienda a ella. En ella  pidió incluir a la antigua guerrilla peruana MRTA, que hacía tiempo que había dejado de existir, a la lista de grupos terroristas de la Unión Europea. Esto iba dirigido directamente a APRODEH, a la que Alan García había denigrado como una organización delantal del MRTA.

La solicitud fue rechazada. Alan García y el PPE se mostraron muy molestos por ello. Esa misma noche, surgió un video muy profesional de una fuente que nunca ha sido aclarada, que, con un ominoso fondo de Carmina Burana de Orff, hacía ver a Pancho como el guardián del tesoro del MRTA, con cuyos fondos APRODEH financiaría la subversión del orden legítimo del Perú. En las imágenes del video, Pancho tenía un puñal en la espalda. Pocas horas después de la pimera circulación del video, la oficina de la APRODH fue grafiteada de la manera más vil.

Para nosotros, esto significó que teníamos que preocuparnos fuertemente por la vida de Pancho. Cuando los europarlamentarios y europarlamentarias fueron a Lima para acompañar la Cumbre de Jefes de Estado UE-América Latina, nuestra estrategia no fue esconder a Pancho, sino al contrario mostrarnos a su lado y así exponerlo como a un experto respetado internacionalmente. Por lo tanto, estábamos constantemente con Pancho en las calles de Lima.

Pero: pronto pudimos volver a Europa. Pancho tuvo que quedarse. Serenamente  sobrevivió a los ataques y siguió adelante. Sí: simplemente continuó su trabajo. Incluso cuando su enfermedad limitaba cada vez más su capacidad de movimiento y estaba casi ciego, no se rindió en absoluto. Desde entonces, yo nunca habría ido a Lima sin intentar verlo allí. Al principio aún nos veíamos físicamente, más tarde al menos nos hablábamos por teléfono.

Últimamente, sus medios de comunicación eran principalmente electrónicos. Enviaba regularmente artículos sobre problemas y cuestiones de derechos humanos en toda América Latina, a menudo con un llamamiento a la acción. Más recientemente, por ejemplo, sobre los acontecimientos en Colombia y Nicaragua.

Su último correo electrónico me llegó el 4 de agosto. Fue el reenvío de un tuit sobre APRODEH. De nuevo están difamando a su organización. Ahora nos toca a nosotras y nosotros continuar los esfuerzos inquebrantables de Pancho contra todos los intentos de discriminar el trabajo de derechos humanos, porque éste perturba los círculos de los poderosos.

¡Hasta siempre, Pancho!

Gaby Küppers y con ella la ila (Informationsstelle Lateinamerika e.V., Bonn)

 

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Pancho Soberón: una vida y un trabajo principista

 Lo conocí a principios del año 1981, en la oficina parlamentaria de nuestro líder, el diputado Javier Diez Canseco, en el edificio de CONACO, en la Av. Abancay, cuando me integré al grupo de periodistas que se formó para hacer un resumen de las noticias del día, para apoyar la labor de Javier y otros representantes de la Unidad Democrática Popular (UDP), de la Izquierda Unida (IU) y de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, en la cual participaban varios de ellos.

Ese grupo de periodistas se convirtió en uno de los pilares de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH) que fue fundada el 12 de setiembre de 1983 por Francisco Soberón y otros profesionales de la oficina parlamentaria. Como periodista mantuve siempre contacto con APRODEH, con Pancho (como lo conocíamos en el círculo de amigos y relacionados políticos cercanos a él), con el resto de los integrantes directivos y trabajadores de la institución y sobre todo con los temas de Derechos Humanos hasta que permanecí en el Perú.

A mediados de la década del 90, como muchos peruanos salí del país y siempre mantuve mi relación con Pancho, de tal manera que en varias oportunidades acompañé, en Europa, sus labores de relaciones internacionales y de difusión y defensa de los derechos humanos, en general, o de casos específicos de violaciones a los derechos de las personas grupos y pueblos que cometían las fuerzas del orden y los grupos alzados en armas en Perú o en cualquier parte del mundo.

Pancho era y seguirá siendo un hito en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, un demócrata a carta cabal y un auténtico humanista revolucionario y pacifista. Defendió (y su obra lo seguirá haciendo, por siempre) los derechos de las personas, de todos los grupos humanos, sin distinción de caracteres, de las mujeres, de los niños, adolescentes, jóvenes, adultos, de las personas con discapacidad, de las personas de la diversidad étnica, cultural, sexual, ideológica y política; así como los derechos de los animales y la naturaleza. Los diversos programas, proyectos y acciones de APRODEH, que él fundó, y de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos que impulsó junto con más de 80 organizaciones a nivel nacional, dan fe de ese empeño y práctica principista. Está demás recalcar que su trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración de mucha gente anónima, de otros grandes defensores de los derechos humanos y de la comunidad nacional, continental y mundial; su trabajo estuvo enmarcado en una dinámica principista, mancomunada y global.

Mariano Paliza Mendoza (Director del Noticiero de Radio Santa Rosa en la década de 1980 y de Radio Cadena en la primera parte de la década de 1990)

 

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Pancho Soberón en una visita en Tubinga, Alemania, en el año 2004. Junto con la ex- ministra de justicia alemana Herta Daeubler-Gmelin ©Walter Schwenninger

Pancho, luchador incansable por los derechos humanos ha partido de este mundo, pero nos deja tanto y tanto agradecimiento por su vida. Deja un gran legado a  ésta y a las futuras generaciones.

Pancho era como un árbol, con sus profundas raíces y su tronco fuerte acogiendo y protegiendo bajo sus frondosas ramas, a quienes, víctimas del horror clamaban por justicia. Pancho luchaba por ellos con la convicción de su amor al prójimo y su profunda humanidad.

Conocí a Pancho en 1983, el año de la fundación de APRODEH. En 1985 se funda la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, de la cual Pancho también fue secretario ejecutivo.

En 1985 Pancho junto con otros defensores de derechos humanos, organiza la 1. Comisión Internacional de DD. HH, para dar a conocer al mundo el horror y la violencia que sufrían las personas más olvidadas y nunca escuchadas de nuestro país. La Comisión, uno de cuyos miembros era mi esposo Walter Schwenninger, estuvo en la zona de emergencia, escuchando y registrando los testimonios de los familiares de las víctimas, testimonios del horror.

A lo largo de todos estos años Pancho, con su amor por la vida, luchó incansablemente por la justicia y los derechos humanos, en este sentido fue la persona y el amigo en el Perú, con el que más estrechamente trabajamos. En 1992, en Pensier, como Infostelle, fundamos la coordinadora europea junto con Pancho y otras y otros defensores de derechos humanos, para hacer un trabajo de incidencia y de información sobre la violencia en el Perú por parte del régimen dictatorial de Fujimori-Montesinos, y de la violencia de Sendero Luminoso, las amenazas y asesinatos de representantes de organizaciones populares, sobre todo de luchadoras sociales, como María Elena Moyano, asesinada el 15 de febrero de ese año.

El régimen se ve forzado a judicializar los casos de La Cantuta y Barrios Altos- debido a la condena internacional. Pancho y APRODEH luchan contra la infame „ ley de amnistía“que se da para los asesinos del grupo Colina y , llegando a las instancias internacionales, logran su nulidad. Pese a las amenazas, Pancho siguió siempre alzando su voz. Con la caída del régimen y la huida de Fujimori a Japón viene la lucha por su extradición y  por la justicia, la memoria y la reparación. En el 2007 Fujimori es condenado por crímenes de lesa humanidad.

Durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua se creó finalmente en el 2001 la CVR.

Y Pancho perseverantemente siguió luchando siempre por hacer de éste un mundo distinto, un Perú con derechos para todas y para todos.

¡Cómo te vamos a extrañar!  ¡Hasta siempre querido Pancho!

Nani Mosquera-Schwenninger